miércoles, 11 de febrero de 2015

Un día cualquiera. Pequeño ensayo.


Pequeño ensayo y nada más .


:::::: Un día Cualquiera:::::::



Hacía días que notaba como sí el mundo hubiera entrado en un bucle, como si tan solo fuera un engranaje mecánico que giraba y giraba , era un día más del calendario gregoriano ¿Que había cambiado? ¿Acaso la luz del sol no continuaba cerniéndose sobre la tierra, como siempre? Esa masa ingente de energía lo llevaba haciendo durante millones de siglos.
Partícula a partícula, calentándonos incansablemente, pero si un día, se produjera algún desajuste, simplemente, desapareceríamos. La casualidad debería ser nuestro Dios, gracias a ella, el universo se permite el lujo de nuestra existencia, sino fuera por incontables coincidencias, nuestra vida no existiría ¡Qué fragilidad! Bastaría con un ligero cambio en las disposiciones, y ya no se nos permitiría el lujo de existir. Quizá la ciencia pueda discernir nuestra existencia, sustentarla y atarla de una vez y para siempre, desvelar que la causa de que estemos en este mundo no se debe al azar sino a una misión de más envergadura, sin embargo, hasta entonces, vivir en este mundo es simplemente una contingencia.

Si se trata de un día insignificante en una existencia nonada como la nuestra, ¿Qué podría suponer para un sistema, tan enorme, que la infinidad no conseguiría jamás abastarlo?. Si para nosotros era un día simple, para el universo debía ser una pequeñez aún más absurda. Pensar eso, podría haberle hecho entender la vida como un logro, pero al contrario, la vida le pareció un desatino aún más plausible, como si en vez de un haz de luz en un mar de incoherencias se tratara de un despropósito en una declaración de derechos.



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:: Un día cualquiera...

Era un día como otro cualquiera, tenía la suerte que así fuera, pensar que un día como cualquier otro el mundo podría cambiar para siempre, como en un 1789, quizá la revolución francesa fuera para la inmensidad del universo una bagatela, pero la complejidad de lo infinito no entiende de estas cosas, lo inalcanzable y basto no entiende de sentimientos, estos no tienen tiempo ni lugar, un minuto en una fría guerra de trincheras puede ser incansablemente largo  y para otro, no más que un instante insignificante de una larga jornada laboral.  Los días pueden parecer sucesiones, pero difícilmente encontrarás dos días iguales, la apariencia del universo nos puede resultar estática, no obstante, en veinticuatro horas se incorporan a nuestro mundo trescientas mil nuevas personas, y aún que quizá algunas vidas tengan puntos en común entre ellas, ninguna será exactamente igual.

Y es que irradia belleza y vitalidad la luz del sol, que incansablemente nos dota de calor y colores, sino fuera por ello no entenderíamos de colores, y aun que, se nos escaparan, por desdicha la facultad de percibir el tono de la vida, podríamos aun discernir una amplia gama de sensaciones, siempre podremos sentir el calor de los rayos del cielo sobre nuestra piel, notar la piel con la piel y disfrutar de los placeres más reservados.
 Y aún que el día sea frío y áspero, no tendremos que desesperar, pues el viento nos puede acariciar y hacernos sentir presentes y únicos. Puede haber quién llore, pero siempre encontrarás sonrisas amplias por las calles. 
Un día cualquiera, en una banalidad aparente, dos labios juntos de dos amantes puede ser una energía más inagotable que la que mueve la energía solar que da cuerda a nuestro mundo, el anhelo por llegar allá donde nadie ha llegado, el auge y la pasión pueden hacer que en un instante, como una explosión, sea aquello más relevante  para el mundo, si cayéramos en pensar, que todo es rutinario, que nada vale la pena, si careciéramos de frenesí, no hubiéramos conseguido ni un ápice de dominio sobre la naturaleza, no entenderíamos nada, seríamos simples animales domesticados por nuestras propias fantasías, seguiríamos creyendo en un Dios que nos pone y quita y nuestro papel en el mundo seria relegado al de seguir algunas pocas reglas, ni la ciencia hubiera avanzado, ni la humanidad estaría dónde está. Pensar en la pequeñez y la casualidad de la existencia le podría haber despertado un sentimiento de inferioridad irremediable, sin embargo, él entendió la existencia como una grandeza inexpresable, estar en el mundo requería comprenderlo y la comprensión era un camino inagotable.

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